Silencio y dolor, dos palabras que para el mundo actual suenan absurdas, pero son dos atributos que nos pueden elevar de seres humanos a personas únicas. En el
silencio encontramos las palabras de nuestro ser interior que nos remiten directamente a Dios; por el
dolor tenemos la oportunidad de encontrar nuestra fuerza dormida y darle el verdadero significado a nuestra vida.
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